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Depresión en la infancia y la adolescencia


Había recopilado mucha información llena de tecnicismos y definiciones respecto al tema...pero finalmente, he preferido volcar la información de una manera más sencilla, con la intención de que pueda llegar a tod@s con claridad.

La depresión en la infancia y la adolescencia es una realidad preocupante, así como en edad adulta, de hecho se la ha llegado a considerar como la enfermedad del siglo XXI.

Pero probablemente aún sigue habiendo desconocimiento de ella, quizá falta información al respecto para alentar a los padres de que algo no va bien, y eso puede dar lugar a que el proceso de la depresión no sea tratada como debiera, en un número en un número elevado de los casos. Es importante detectarla, pues el riesgo asociado más grave es el de suicidio.

L@s niñ@s y/o l@s adolescentes, tienen más dificultades para expresar con palabras sus sentimientos, y tienden a hacerlo a través de su comportamiento; por ejemplo, un/a niñ@ "muy movid@" puede estar, en ocasiones, "pidiendo ayuda" y, sin embargo, la respuesta que obtiene ante su mal comportamiento son castigos y represalias por parte de sus padres y/o sus educador@s.

Lo primero de todo, sería valorar que el/la niñ@ y/o el/la adolescente, de repente, o de manera gradual, cambia su comportamiento, eso nos alerta de que algo está pasando. Si estos cambios( en los que predomina la tristeza y la falta de interés o satisfacción por la mayoría de actividades), duran más de 4 semanas y persisten durante la mayor parte del día, entonces deberíamos recurrir a la ayuda de un psicólogo, comentar con el/la pediatra,... pero "buscar ayuda".

Atención a los síntomas, pero ojo! tienen que aparecer más de 4 de ellos a la vez, es decir, uno solo aislado no está indicando depresión por ende; y tienen que generar un malestar diario que dificulte al/la niñ@ y/o adolescente a realizar sus actividades, su vida de forma normal:

la irritabilidad,

el mal humor,

la agresividad,

el insomnio o dormir demasiado ,

la pérdida o el aumento de peso,

pérdida o aumento de apetito,

dificultades para la concentración,

empeoramiento de los resultados académicos,

tener dificultades para tomar decisiones,

dolores de barriga y/o de cabeza sin que haya enfermedad de base,

se niega a ir al colegio, ni quiere estar con l@s amig@s,

ideas repetitivas sobre la muerte, que hable mucho de ella, que se autolesione (puede que incluso hayan ideas de suicidio),

problemas de conducta ("no obedece"),

agitación psicomotora ("no para quiet@"),

verbalizaciones peyorativas sobre sí mism@ (autoestima baja), sentimientos de inutilidad

incapacidad para disfrutar con actividades con las que antes sí disfrutaba,

fatiga,

llanto frecuente ,

... todos ellos, entre otros pueden ser síntomas de depresión.

Muchos de los síntomas, pueden ser causa de otros transtornos psicológicos, como la ansiedad, fobia a la escuela, transtornos alimentarios, transtorno por déficit de atención..., por ello es necesario el diagnóstico diferencial para un tratamiento adecuado.

Se perfila que entre la infancia y la adolescencia, respecto a la sintomatología depresiva, se diferencia lo siguiente:

EN LA INFANCIA: son más habituales los síntomas de ansiedad (fobias, ansiedad de separación de papá/mamá, más quejas físicas relacionadas con malestar corporal (dolor de barriga, cabeza...), son más típicas las rabietas, son menos habituales las ideas de suicidio, dificultad para controlar los esfínteres, llanto sin una razón, irritabilidad, fobia escolar, agitación motora, agresividad,...

EN LA ADOLESCENCIA: se dan más los transtornos de sueño y del apetito, pensamientos suicidas, más problemas de conducta (agresividad social....), hurtos, consumo de alcohol y/o drogas, deseos de marchar de casa, sentirse incomprendido, poco interés por el aseo personal, retraimiento social, falta de interés ...

Pero hay que decir que cada niñ@ /adolescente es un mundo y los patrones pueden cambiar de un@s a otr@s.

La valoración del grado de severidad, debe realizarla un profesional, de cara a una orientación de tratamiento.

¿ Cuál es el origen de la depresión??

Se valoran muchos factores, pero básicamente se tienen en cuenta factores de tipo biológico social, psicológicos, ambientales..., y/o la interacción de varios de ellos.

Respecto a las bases biológicas, se contemplan factores de predisposición genética (algún familar, o alguno de los padres la ha sufrido), disfunciones en el sistema endocrino (aumentan niveles de cortisol y disminuye la hormona del crecimiento), ó por la disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral).

En cuestión de bases psicológicas, hay diferentes explicaciones dadas por distintas corrientes de la psicología; en general se puede dar por la baja autoestima, deficiencia de habilidades sociales,acontecimientos negativos que pueda vivir el/la niñ@ o adolescente, razonamientos o ideas distorsionadas sobre la percepción de la realidad, experiencias de fracasos, falta de refuerzos positivos....

Actualmente se se admite una compleja interacción entre varios factores, pero hay una vulnerabilidad de base personal, que ante algún acontecimiento externo facilita que el estado depresivo se desencadene, por ejemplo: la muerte de un familiar o conocido, separación o divorcio de los padres, mal rendimiento académico, .....

¿Cómo ayudarles en casa?

Para empezar, podemos ofrecer al/la niñ@ o adolescente un espacio para expresar sus emociones con palabras, escucharle sin juzgar, ayudarle reforzando todo aquello que tienen de positivo.

En el caso de las rabietas, contener, calmar, abrazarle , que sienta que tenemos ganas de comprenderle, que para nosotros es importante lo que le pasa, pero a través del diálogo.

El adolescente debe sentir que estamos a su lado, que no es un "bicho raro", ofrecernos para hablar cuando lo necesite, sin presionar, pero ofreciéndonos regularmente.

Debemos rechazar las conductas agresivas amablemente, pero firmes, y de nuevo ofrecer espacio al diálogo y a la escucha.

Ante la falta de interés por actividades, podemos proponer juegos , jugar con ellos, hacer actividades juntos.

Si en algún momento expresan sentimientos o ideas negativas, intentar hacerles ver que las cosas pueden interpretarse de otra manera, que no todo se puede controlar, ni todo lo que sale mal es "culpa suya".

Hacer o practicar ejercicio al aire libre, estimula el bienestar, es muy recomendable.

Leerles cuentos antes de ir a dormir, hacerles masajes, escuchar música relajante...

Hablar con l@s profesor@s sobre ello, proponer pautas de actuación conjunta.

Mantener las rutinas, los horarios, les ofrece seguridad.

Y sobretodo, estar alerta a las señales de suicidio, y buscar ayuda profesional urgentemente.

Para finalizar, alentar a que si hay dudas de qué le puede estar sucediendo al/la niñ@ o adolescente, lo mejor es buscar la ayuda de un profesional.

Fuentes: NASP (ational Association of School Psicologists), AEPNYA (Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente), Psicopatología Infantil (Thomas H.Ollendick-Michel Hersen), Centre Londres 94, Arch Neurocien (Mex), FAROS

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